lunes, 27 de febrero de 2012

UNIVERSO O PLURIVERSO?


Donde estamos ubicados?

“El mundo moderno comenzó el 29 de mayo de 1919, cuando las fotografías de un eclipse solar, tomadas en la isla del Príncipe, frente al África Occidental, y en Sobral, Brasil, confirmaron la verdad de una nueva teoría del universo”.
El párrafo anterior especifica, de acuerdo a Paul Johnson, el momento exacto en que dio inicio lo que hoy conocemos como mundo moderno. Ahora bien, la pregunta obligada sería, qué tan importantes fueron estas fotografías o los lugares en que fueron tomadas que parieron el mundo moderno.
Pues sucede que las famosas fotografías fueron tomadas exactamente a la misma hora pero desde dos puntos de observación diferentes. Esto hizo que al compararlas se determinara que el mismo hecho visto al mismo tiempo pero desde dos lugares diferentes en el espacio presentara dos realidades diferentes.
Hasta este momento el espacio era considerado plano y el tiempo absoluto. A partir de este 29 de mayo ambos pasaron a ser relativos. Y con ellos la ubicación del hombre en dichas coordenadas. Era el segundo garrotazo que nos daban: primero Galileo sacándonos del centro del universo y ahora, 3 siglos después, un jovencísimo Einstein desubicándonos en el tiempo y en el espacio.
Arriba o abajo, antes o después, lento o rápido, dejaron de tener sentido o valor en si mismos para  ser variables que adquirirían su medida de acuerdo a la ubicación del observador. Pero he ahí la palabra clave: el observador. Sin un observador ubicado en algún lugar del espacio y en un instante del tiempo qué sentido tiene lo que existe?
Mientras esto sucedía con respecto al estudio del espacio otro tanto estaba pasando, prácticamente de manera simultánea, con el estudio del átomo. En el año 1911 Rutherford lanzó la primera teoría sobre la estructura del átomo. En ella decía que los electrones giraban alrededor del núcleo como si fuera un sistema solar en miniatura.  
Ahora bien, cuál es la definición del átomo para estos señores? “Es la unidad mas pequeña de un elemento químico que mantiene su identidad o sus propiedades siendo imposible su división mediante procesos químicos”. 
O sea que tanto hacia afuera como hacia dentro (del observador) se nos destapaban dos caminos infinitos: el macrocosmos y el microcosmos.
Pasamos a ocupar una posición intermedia con una característica interesante. Cuál es esa característica?
No podemos penetrar físicamente dentro de un átomo ni tenemos tiempo de llegar con vida al final del universo (si es que existe), sin embargo estamos relacionados con ambos extremos de manera indisoluble porque somos lo único que existe capaz de concebirlo. Este paradigma especial de la mente capaz de reflejar ambos infinitos solo es posible si en algún lugar de nuestro cerebro tanto espacio como tiempo no existan. 
¿Será que todo lo que existe sólo existe porque nuestro cerebro puede concebirlo?

viernes, 24 de febrero de 2012

DE TAL PALO...TAL ASTILLA?


DE TAL PALO….TAL ASTILLA?
EN ESTE CASO NO SE CUMPLE EL REFRÁN

Empezando nuestra historia dice Dios Padre:
¿Qué has hecho? ¡Escucha! La sangre de tu hermano clama desde el suelo. Ahora estás maldito y la tierra, que abrió su boca para recibir la sangre de tu hermano rechazará tu mano. Cuando trabajes la tierra, no te dará fruto. Vagarás eternamente sobre la tierra.
Muchos años después escuchemos lo que dice Dios Hijo:
Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
Ampliando nos encontramos unos años después lo siguiente sobre Dios Padre:
Yahve observó que los hombres se estaban multiplicando sobre la faz de la Tierra y la maldad crecía en ellos y el propósito de su creación no se cumplía, por lo que decidió destruir esas generaciones.
Qué decisión tomó?
Aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas del cielo fueron abiertas, y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches. El diluvio cubrió hasta las montañas más altas. y todas las criaturas de la Tierra murieron.
Sin embargo el Hijo plantea la siguiente alternativa:                              
Si guardareis mis mandamientos, estaréis en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre, y estoy en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Nadie tiene mayor amor que este, que ponga alguno su vida por sus amigos.
Yo, humildemente, los respeto a ambos pero si al final tengo que argumentar con alguien espero que sea con el Hijo.

miércoles, 22 de febrero de 2012

DECADENCIA CULTURAL


DECADENCIA CULTURAL
LA TIZA Y EL PIZARRON

Escuchar la radio, ver la televisión o simplemente leer los mensajes que circulan a través de las redes sociales es, sencillamente, deprimente.
La falta de coherencia en lo dicho, la ausencia de una estructura mental medianamente organizada y la abundancia de faltas ortográficas denotan una dicotomía impresionante entre un avance tecnológico vertiginoso y una población cada vez más hundida en la ignorancia.
En sociedades con mayores niveles de desarrollo que la nuestra la preocupación es la insuficiencia cultural que presentan los estudiantes que ingresan a las universidades. Nuestra realidad, sin embargo, debe preocuparse por los pocos que terminan el sexto curso. Y por la información que ha podido llegar a esos cerebros a través de los profesores actuales.
Los que pertenecen a mi generación, todos aquellos que ya pasan de cincuenta años, fuimos formados fundamentalmente con información que nos llegaba a través de la tiza y el pizarrón. No tuvimos la dicha de acceder a ella a través de una laptop en las milésimas de segundo que le toma a la internet buscarla. Teníamos que lidiar con enciclopedias (recuerdo fundamentalmente la Barsa y la Cumbre) y peregrinar muchas veces a la Biblioteca Nacional para poder cumplir con las demandas de un trabajo cualquiera ya fuera de literatura, historia, etc.
Se podrá pensar que me refiero al grupo exclusivo de los que tuvimos la oportunidad de asistir a colegios privados sin embargo esto no es del todo cierto. Al llegar a las universidades (el plural sugiere cantidad pero sólo eran dos: la UASD y la UNPHU) nos encontrábamos con una clase de “caballos” que venían de escuelas publicas que sabían mas que cualquiera.
Entonces debe uno preguntarse: si en este momento se puede acceder desde cualquier hogar o, en su defecto, desde un centro de comunicaciones cualquiera a todo el saber del mundo en un instante, si existen ilimitadas fuentes de información accesibles para todos, si podemos llevar en el bolsillo de la camisa todas las enciclopedias que existen, porqué hay una diferencia tan abismal en la formación académica y/o cultural de los miembros de esta generación y los de la generación a que pertenezco?
Me atrevo a sugerir que la primera diferencia radica en lo que se establecía como objetivo de vida a los miembros de mi generación. No conocí un solo hogar en el que no se motivara (eufemismo por obligara) a los muchachos a estudiar con la meta de hacerse profesionales. Nuestros padres exigían un titulo universitario con el que sentían que ya habían cumplido su misión para con los hijos, de modo que ese día se graduaban dos: el hijo de profesional y los padres de “misión cumplida”. Nótese que lo que se exigía era un titulo no una cuenta de banco.
Hoy, una profesión es un estorbo para los objetivos de los miembros de la generación actual. Es un tiempo que se pierde en el camino a la riqueza que, en definitiva, es lo único que vale. A los padres poco les importa si el hijo estudia o no, si asiste a la escuela o no. Si aporta dinero para el consumo, no importando su procedencia, el tipo está haciendo lo que debe hacer. Y, si lo que hace está reñido con la ley, pues simplemente se hacen de la vista gorda. El hijo ¨resuelve¨ no es un pendejo que está soñando con pajaritos en el aire.
La segunda diferencia, desde mi óptica, hay que atribuirla a los maestros. Los maestros que educaron a mi generación (tanto en las escuelas públicas como privadas) eran ejemplo de vocación, responsabilidad y reciedumbre moral. Eran educadores.
No sólo formaban académicamente sino en valores morales. Muchas veces por el exceso de celo en inculcarnos la disciplina y el cumplimiento del deber eran, más que respetados, temidos.
Su autoridad no era discutida en el salón de clases y si alguien se equivocaba en esto, tenían herramientas bastante convincentes para llamar al orden: ¨cocotazos¨, reglazos, tizazos, semanas sin recreo, etc.
Hoy, más que maestros, las escuelas y colegios cuentan con empleados cuya función es enseñar la materia que les corresponde. Si el curso es un desorden en materia de disciplina simplemente dan la clase por explicada y no ¨cogen lucha¨ con los estudiantes.
Su propia formación académica deja mucho que desear y de los valores que puedan exhibir como prendas mejor ni hablar. Los alumnos en la mayoría de los casos se saben con una educación de más alto nivel que estos y más que respetarlos en muchos casos son motivo de burla. Qué motivación pueden insuflar en los educandos?
Por último debemos mencionar la apatía que se ha adueñado de esta generación con respecto a la importancia de poseer una formación académica sólida. Si hemos llegado al punto en que el éxito se basa en lo económico y este lo exhiben los menos escrupulosos haciendo  lo que sea con tal de obtener dinero, entonces qué sentido tiene luchar por obtener una buena formación académica y moral que se constituya en un freno cuando tenga que robar?
Frente a este panorama, vale la pena hablar de un 4% para la educación? No es que quiera ser arcaico pero muchas veces extraño los tiempos de la tiza y el pizarrón.

domingo, 19 de febrero de 2012

PORQUE FARO Y PORQUE DEL TIEMPO


En este primer comentario quisiera explicar porque el nombre de este blog: Faro del Tiempo. El mismo es la conjunción de dos palabras que desde siempre han tenido un significado mágico para mí: los faros y el tiempo.
Pues bien empecemos con la primera de ellas. Para cualquier isleño que viva, obviamente, rodeado de mar, la figura del faro debe ser un paisaje común. Toda isla que se respete, sobre todo si es del caribe, debe exhibirlos como una forma más de su toponimia.
Establecido esto debo decir que la primera imagen que tuve de un faro se remonta a los días de mi niñez. Recuerdo que estábamos amenazados por el inminente paso de un huracán, cuando mi abuelo me tomó de la mano y me llevó al malecón de la ciudad a ver las olas embravecidas del mar Caribe azuzadas por el meteoro. El espectáculo era sobrecogedor. Olas inmensas y furiosas se estrellaban contra los arrecifes empapándonos de salitre mientras las palmeras que bordeaban la avenida se mecían sobre si mismas haciendo un esfuerzo supremo por mantenerse adheridas a la tierra.
Mis ojos de niño, expectantes y atemorizados, observaban aquello sin entender bien lo que pasaba. Mi imaginación, que ya desde entonces empezaba a hacerme jugarretas, me hizo creer que el mar quería salirse de sus límites y entrar a la tierra por la fuerza.
Apreté la mano de mi abuelo y me preparé a esperar que aquella inmensa masa de agua nos cubriera. Fue en ese preciso instante que mis ojos se encontraron con el.
Sobre un promontorio rocoso y azotado por las olas permanecía erguido, enfrentando la ira del viento envuelta en espumas, el faro del puerto. Sentí que de alguna manera el estaba batallando contra la furia de los elementos para impedir que aquello se nos viniera encima.
La imagen nunca se ha borrado de mi memoria.
A partir de entonces siempre he sentido una especie de complicidad y conexión – gratitud?- con los faros que he podido conocer. Los adivino fijando el límite entre la tierra y el mar, sin saber si el mundo empieza o termina en ese punto divisorio, mientras permanecen inmutables en su labor ciclópea de trazar el rumbo.
El concepto no es nuevo, para los antiguos romanos, y mucho antes para los fenicios, existió un templo gaditano erigido en honor al dios Merkalt en el que se construyeron dos enormes columnas de bronce que servían de guía a los navegantes y que marcaban el fin del mundo: las Columnas de Hércules. Platón ubicó a la Atlántida en los acantilados que se encontraban al oeste de dichas columnas.
Mucho mas cerca en el tiempo, encontramos el Faro de Alejandría al que siempre relaciono con la famosa biblioteca del mismo nombre. De acuerdo a los historiadores ambas obras se construyeron simultáneamente, la biblioteca en el 300 a. C. y el faro en el 285 a.C. Creo que Ptolomeo II, bajo cuyo mandato se erigieron ambas edificaciones le hizo un guiño a la eternidad al ordenar la construcción de dos obras disímiles en su utilidad pero muy similares en su función: alumbrar y marcar el rumbo.
II
Pasemos ahora a la segunda razón: el tiempo.
Alguien, que no recuerdo, dijo: “la vida es un chispazo de luz entre dos abismos de oscuridad”. Esos dos abismos de oscuridad resulta que deben ser la eternidad. Imagino que el autor de la frase no era muy religioso que digamos y por lo tanto prefería la oscuridad al premio o al castigo. O simplemente no quería meterse en problemas.
Lo cierto es que la idea de eternidad viene a complicar todo el concepto del tiempo. Si nos olvidamos de ella por un momento y pensamos que el tiempo lo medimos por unas cuantas vueltas de un planeta concluiremos que es una forma muy simple de hablar sobre algo muy complejo. Lo que es cierto es que un día nacemos y otro nos morimos y este intervalo o chispazo de luz nos ha hecho crear filosofías mientras que las dos oscuridades nos han hecho crear religiones.
Si a esto le sumamos que si nos hubiera tocado nacer en un planeta mas chico tendríamos mas años aunque hubiera pasado la misma cantidad de tiempo, seguimos embrollando el problema. Ni que decir que viceversa pasaría lo mismo: de habernos tocado un planeta más grande tendríamos menos años pero hubiera pasado exactamente la misma cantidad de tiempo.
Cuál es entonces la unidad de medida del tiempo? O es ajeno el tiempo a nuestros años, meses, minutos y segundos?
Está el hombre formado por materia de tiempo? Ahora resulta que después de haber llegado hasta las partículas que conforman el núcleo del átomo nos encontramos  conque las mismas están llenas de…vacío, es decir de nada.
Sin embargo este microcosmos al igual que los planetas y las galaxias tiene el mismo comportamiento, es decir giran y describen una orbita, por lo tanto podríamos inferir que aquí también nos encontramos con el tiempo.
Es pues, este vacío giratorio, el tiempo? Porqué todos estos giros me llevan indefectiblemente hasta uno de los abismos de oscuridad? Y si giraran a la inversa?
Estas perplejidades sobre algo tan cotidiano y a la vez desconocido es lo que ha hecho que esta sea la segunda palabra que aparece dándole nombre a este blog.
Dicho esto solo me resta decir que lo que quiero compartir es un poco de aquellas cosas que hacen que valga la pena vivir la vida, que permitan que sigamos asombrándonos del hecho de existir!