Suena un poco raro que algo tan diminuto como un simple punto pueda
sepultar uno de los momentos mas grises de la historia de la humanidad, sin
embargo el punto a que hago referencia no es un punto cualquiera, además de
nombre tiene apellido: el punto de fuga.
Un punto de fuga, de acuerdo a
los teóricos del dibujo, es el lugar geometrico en el cual las proyecciones de las rectas paralelas a una dirección dada en el espacio convergen.
Dicen además que es un punto impropio, situado en el infinito. Un punto de fuga correspondiente a una
dirección dada en el espacio queda definido mediante la intersección entre el
plano de proyección y un rayo con dicha dirección trazado desde el origen o
punto de vista.
Tremenda definición no? Sin embargo como veremos mas adelante uno de los
elementos mas importantes de la misma radica precisamente en lo que se refiere
al trazado desde “el punto de vista” (y vuelvo con los puntos).
Pues bien, definido este, empecemos a explicar porque hemos decidido
invitarle a estar con nosotros en este conversatorio de hoy domingo.
La humanidad ha atravesado por muchos estadios de desarrollo a través de
su historia. Realmente todos y cada uno de ellos resultan fascinantes aunque por
razones diferentes. Imagino que todo buen soñador, o por lo menos un soñador
que se respete, habrá escogido ese momento (o momentos) de la historia que le
hace transportarse hacia el lugar ideal en que siente que debía haber nacido.
Uno de los momentos que menos fans tiene, y con sobrada razón, es la Edad Media
época correctamente llamada “del Oscurantismo”.
La Edad Media es el periodo de tiempo que va desde la caída del Imperio
Romano en el siglo V hasta la conquista de Constantinopla en el siglo XV. Nada
más y nada menos que mil años en que el mundo se detuvo bajo el imperio del
fanatismo religioso.
La
oscuridad de la mente humana se hacía palpable, ante la imposibilidad de
cuestionar los dogmas religiosos, verdades reveladas que no admitían crítica,
ni posibilidad de prueba.
La
Iglesia adquirió en esta etapa un inmenso poder que trascendía el ámbito
religioso y se produjo un
gran retroceso científico, al impedirse elaborar teorías que pudieran
contradecir los dichos bíblicos.
El
centro de todas las preocupaciones humanas fue Dios y hacia allí debían
dirigirse todas sus acciones para lograr una vida virtuosa, ya que el hombre llevaba en su propia esencia el pecado
original, y sólo tenía derecho a una vida plena en el más allá. Atractivo el
panorama no?
Con
el grito de "Deus lo vult" (es la voluntad de Dios!) y sabiendo que
Cristo estaba a su lado, los cruzados cristianos medievales marcaron la
historia humana para siempre cometiendo las mas viles atrocidades, matando
hombres, mujeres y niños, moros y judíos por igual. Se estima que el día que
Jerusalem fue conquistada por los cristianos 70,000 victimas pagaron con sus
vidas el “glorioso” hecho.
Un
mundo cristiano, y un pensamientocristiano, pusieron al hombre y sus ideas, de rodillas ante Dios. La búsqueda
de la verdad científica no era necesaria ante la existencia de la única verdad
posible: la revelada por el Creador. La cultura de la época estaba en manos de los clérigos, que monopolizaban los
saberes.
Resultado?
Según el historiador Joseph McCabe “nadie, excepto un experto, lee hoy en día
un libro escrito entre los anos 420 y 1100 de nuestra Era”. Setecientos años y
no hay ni siquiera un solo libro que refleje el pensamiento de mas de treinta
generaciones?
La
cosmovisión del hombre, la transmisión de sus ideas y valores en esta época
solo se expresaba a través de la pintura, la escultura, la orfebrería, frescos
y retablos. Los cultores de estas artes “permanecían en el anonimato de una
condición artesanal de poco prestigio social” y los mismos centraban su arte en
tres aspectos fundamentales: era una ofrenda a Dios, eran intermediarios entre
el mundo sobrenatural y el humano (hacían visible lo invisible) y por ultimo
era una afirmación del poder de Dios y de la iglesia.
Como
consecuencia y para no desafiar el poder de la iglesia, todo el arte de la
época medieval tiene una concepción plana ya que es la expresión de como Dios
ve a sus criaturas desde el infinito. El énfasis no esta en el hombre y sus
usos y costumbres sino en Dios.
Aquí
arribamos al fin al punto que invitamos a compartir con nosotros: el punto de
fuga.
Resulta
que existió por los años 1200 un pastor italiano, específicamente florentino,
que tomó unas tablas y empezó a pintar las ovejas que constituían su rebaño.
Cansado de aquella monotonía tomó como modelo diferentes escenas cotidianas de
la naturaleza que nada tenían que ver con las cortes divinas. Aunque en ese
momento no podía saberlo estaba por cambiar al mundo. Su nombre era Giotto di
Bondone (mejor conocido solamente como Giotto).
Aunque,
en cierta medida, su formulación espacial es bastante primitiva, su observación
de la Naturaleza le lleva a crear un marco real, ya sea con arquitecturas, ya
en un paisaje abierto, en donde transcurren los acontecimientos narrados.
Lo
trascendental de Giotto en nuestro comentario radica en que estas escenas de la
cotidianidad en que centró su arte empezaron a abandonar la concepción plana en
que eran expuestas antes. La profundidad
entre el observador y lo observado que logró a través del uso rudimentario de
la perspectiva empezó a poner el énfasis del pensamiento en las actividades de
las criaturas y no en las expectativas del Creador.
Desde
Giotto, y a través de muchos otros, llegamos a Masaccio (sin olvidar a Piero
della Francesca que definitivamente perfeccionó el uso de la perspectiva) y su
famoso cuadro de la Flagelación. Por primera vez vemos una escena religiosa (la
Flagelación de Cristo) en un segundo plano mientras el primer plano de la obra
lo ocupan unos dandies italianos que conversan animadamente totalmente ajenos
al drama que se vive a sus espaldas.
Este
primer plano ocupado por el hombre dentro de una misma escena en la que existe
un segundo plano ocupado por la religión fue posible gracias al punto de fuga.
Aquí se inició el Renacimiento y definitivamente se sepultó el Oscurantismo.