domingo, 26 de abril de 2020

Para que leer

"No leáis para contradecir o impugnar, ni para creer o dar por sentado, ni para hallar tema de conversación o de disertación, sino para sopesar, reflexionar, razonar..." Francis Bacon

Para que un individuo tenga la capacidad de juzgar y opinar por sí mismo, es imprescindible que lea por su cuenta. Lo que lea, bien o mal, no puede depender totalmente de ellos, pero debe hacerlo por propio interés. Se puede leer simplemente para pasar el rato o por necesidad, pero, al final, se acabará acabara aprendiendo algo. Tal vez los lectores de la Biblia, los que por sí mismos buscan en ella la verdad, ejemplifiquen la necesidad con mayor claridad que los lectores de Borges, pero la búsqueda es la misma.
Para mí, la lectura como a una practica personal, más que una función educativa. El modo en que leemos, cuando estamos solos con nosotros mismos, guarda una continuidad considerable con el pasado, aunque se realice siempre en el presente.

Mi lector ideal es Samuel Johnson, que comprendió y expuso tanto los efectos como las limitaciones del hábito de leer. Éste, al igual que todas las actividades de la mente, debía satisfacer la principal preocupación de Johnson, que era la preocupación por "aquello que entendemos próximo a nosotros, aquello que podemos usar para pensar". Sir Francis Bacon, que aportó algunas de las ideas que Johnson llevó a la práctica, dio este célebre consejo que cito al inicio: "No leáis para contradecir o impugnar, ni para creer o dar por sentado, ni para hallar tema de conversación o de disertación, sino para sopesar, reflexionar y razonar." A Bacon y Johnson quisiera añadir otro sabio lector, Emerson, enemigo de la historia y de todo historicismo, quien señaló que los mejores libros "nos impresionan con la convicción de que la naturaleza que los escribió es la misma que los lee". Si fundimos a Bacon, Johnson y Emerson en una sola fórmula de cómo leer, podríamos decir que es encontrar, en aquello que lo que entendamos próximo a nosotros, aquello que podemos usar para sopesar y reflexionar, y que nos llene de la convicción de compartir una naturaleza única, libre de la tiranía del tiempo, del espacio y de los dogmas con que nos pretendieron formar...

martes, 21 de abril de 2020

La bachata y el bolero

Dice el dilecto don Pedritin Delgado Malagón, que la bachata es un bolero escrito por analfabetas, a lo que el amigo José Rafael Lantigua responde que "la bachata es el bolero que creció desde la realidad coloquial, del piropo retrechero y de la sensualidad sin reparos". Algo así, entonces digo yo, que seria como el bolero que creció desde la palabra y el lenguaje de la marginalidad exaltada.
El problema, si es que es problema, es que representa la forma de expresar el sentir de muchos. Todo se aprende, hasta el amor se aprende.
Entonces, aunque es, sin dudas, un amor con faltas ortográficas, hay que reconocer que es la manera en que mucha gente ha aprendido a sentirse representado en las lides del amor....

La ratonera nueva

Un ratón mirando por un agujero de la pared, ve al granjero y su esposa abrir un paquete. ¡Quedo aterrorizado al ver que era una trampa para ratones!
Fue corriendo al patio a advertirle a todos. “¡Hay una ratonera en casa! ¡hay una ratonera!, repetía desesperadamente.
La gallina que estaba cacareando y escarbando le dice: “disculpe señor ratón, yo entiendo que es un gran problema para usted, pero no me perjudica en nada.”
Entonces, fue hasta el cordero y le dice lo mismo: “lo siento don ratón, pero no creo poder hacer algo más que pedir por usted en mis oraciones.”
El ratón se dirigió a la vaca y ella le dijo: “¿pero acaso estoy en peligro? ¡pienso que no!, dijo la vaca”.
El ratón volvió a la casa, preocupado y abatido para encarar a la ratonera del granjero.
Aquella noche, se oyó un gran barullo, como el de la ratonera atrapando su víctima!
La mujer corrió a ver que había atrapado!!!
En la oscuridad, ella no vio que la ratonera atrapó la cola de una serpiente venenosa. La serpiente veloz mordió a la mujer. El granjero la llevo inmediatamente al hospital; ella volvió con fiebre alta. El granjero, para reconfortarla, le preparo una nutritiva sopa, agarro el cuchillo y fue a buscar el ingrediente principal: la gallina. Como la mujer no mejoró, los amigos y vecinos fueron a visitarlos. El granjero mato al cordero para alimentarlos, la mujer no mejoro y murió. El esposo vendió la vaca al matadero para cubrir los gastos del funeral.
La próxima vez que alguien te cuente su problema y creas que no te afecta, porque no es tuyo y no le prestas atención, piénsalo dos veces. El mundo no anda mal por la maldad de los malos sino por la apatía de los buenos. Así que cuando alguien necesite de ti por sus problemas, tiéndele la mano o dale una palabra de aliento...

Exoterismo y Esoterismo en Notre Dame

En la edad Media, fruto de la persecución a que fueron sometidos todos aquellos que no compartían la religión imperante, la comunicación de las ideas se hizo a través de un simbolismo oculto en la mayoría de las obras de arte que fueron realizadas por los miembros de los grupos llamados paganos. En estas, la manifestación espiritual posee dos caras: una interior y la otra exterior. La exterior, exoterismo, recoge las devociones y fórmulas rituales encaminadas a conducir al hombre hacia la salvación: es decir las religiones. La interior, o esoterismo, es secreto y sólo se conoce por la experiencia a partir de una iniciación: es decir las sectas espiritualistas que encontraban fallos en las religiones y creaban sus propios sistemas de creencias. Obviamente, el poder de la religión imperante no les permitiría actuar en su contra.
En el medallón de la Catedral de Notre-Dame aparecen estos dos aspectos simbolizados por los dos libros que el personaje central sostiene en su mano derecha, uno de ellos aparece abierto y el otro cerrado.
De ahí que haya toda una serie de representaciones artísticas en dicha edificación que escapen a lo que se puede considerar netamente cristiano pero que erróneamente algunos califican de diabólico (los religiosos) y otros del "camino verdadero" aquellos que siguen las innum
eras variantes que se desprendieron de la misma...

jueves, 9 de abril de 2020

Los sentimientos y nosotros...

Siendo completamente honestos, debemos reconocer que los sentimientos tienen más poder sobre nosotros de lo que estamos dispuestos a aceptar. Y que a su vez estos determinan la mayor parte de la conducta de casi todo el mundo. Elegimos a la pareja de la que nos enamoramos, aunque no nos convenga. Nos empecinamos en nuestras opiniones y criterios incluso cuando sabemos que no están justificados. Criticamos los proyectos o las ideas de nuestros competidores u oponentes, aunque sean estupendos. Votamos por quien nos cae bien, aunque no sea el mejor candidato. Podemos ser incapaces de salvar la vida de una persona enferma negando la cesión del órgano del ser querido que acaba de morir, aunque sabemos que ese órgano en pocos días no será otra cosa que polvo inútil. Podemos llegar a sufrir, a odiar o a amar con intensidad inimaginable. Las emociones influyen en nuestras reacciones espontáneas, en nuestro modo de pensar, en nuestros recuerdos, en las decisiones que tomamos, en cómo planificamos el futuro, en nuestra comunicación con los demás y en nuestro modo de comportarnos. Son determinantes para establecer el sistema de valores, las convicciones y los prejuicios que guían nuestra conducta y determinan también nuestro comportamiento.
Pero entonces, para qué sirve la razón? Con frecuencia la enfrentamos con los sentimientos y aunque a veces admitimos que no hay nada tan poderoso como estos últimos, solemos destacar el valor de la primera. Otorgamos superioridad a la razón porque creemos que imponerla sobre los sentimientos es un síntoma de sentido común, de madurez y de equilibrio.
La razón sirve sobre todo para generar nuevas emociones que puedan suplantar los sentimientos que ya tenemos, para potenciarlos al evocar viejas memorias relacionadas o suscitar argumentos nuevos para construir lo que deseamos. Emoción y razón son procesos mucho más inseparables de lo que uno suele creer porque no podemos convertirnos en seres que anulan sus sentimientos.
Estos han sido los que han movido al mundo...

Benjamin Franklin y la lectura

Hay muchas anécdotas que se cuentan sobre el político, escritor, científico, inventor, editor y empresario estadounidense Benjamín Franklin. La que voy a citar aquí es una de las mas fascinantes, por lo menos para mi, porque está relacionada con un sentimiento que me acompaña desde niño.
La encontré en el libro "Cómo fomentar la lectura", de Paul Kropp, y es la que transcribo a continuación: "Cuando era embajador de Estados Unidos en Francia, Benjamín Franklin a menudo impresionaba a los intelectuales franceses con la sabiduría de sus comentarios. Durante una cena se planteó la pregunta: "¿Qué condición humana es la que merece que sintamos más lástima?". Cada uno de los invitados respondió, pero la respuesta que todavía se recuerda es la de Benjamín Franklin: "Un hombre solitario en un día de lluvia que no sabe leer"...

Monocronicos policronicos y Umberto Eco

En el libro Cómo se hace una tesis, de Umberto Eco, encontramos la definición de individuos monocrónicos e individuos policrónicos.
"Los monocrónicos solamente trabajan bien cuando empiezan y acaban una sola cosa a la vez. No pueden leer escuchando música ni pueden interrumpir la lectura de una novela para pasar a otra, pues pierden el hilo; y en los casos límites, no pueden contestar a las preguntas formuladas mientras se afeitan o se maquillan.
Los policrónicos son todo lo contrario. Solamente trabajan bien cuando llevan adelante varios intereses a la vez, y si se dedican a una sola cosa se agotan, oprimidos por el aburrimiento. Los monocrónicos son más metódicos, pero frecuentemente tienen poca fantasía. Los policrónicos parecen más creativos pero frecuentemente son más liosos y volubles. Pero si acudís a consultar la biografía de los grandes, veréis que los hubo tanto policrónicos como monocrónicos".
Me confieso policrónico...