jueves, 7 de junio de 2012

EN EL DIA DE LAS MADRES A DOS MADRES Y UNA ESPOSA

Aunque no soy muy dado al genero epistolar (referido a la escritura no a la lectura), compartiré en esta entrada dos epistolas que entendí de justicia hacer en la celebración de las madres. La primera´es un poco difícil ya queva dirigida a dos mujeres, una abuela y una tia,que fueron mis madres y la segunda, como reza el titulo, va dirigida a mi esposa, madre de los dos hijos que desde hace un cuarto de siglo han hecho feliz mi existencia.

DOS MADRES
Hace ochenta y tantos años, nació el bebé que se convertiría con los años en mi madre.
Al menos una de ellas, ya que disfruté en mi infancia de dos grandes mujeres que hicieron, entre otros muchos personajes, que hoy esté yo aquí sentado.
Mi “abuela”, ejerció su influencia desde un instinto eminentemente matriarcal, todo un influjo que inculcó a quienes se dejaron. Y mi “madre” obviamente se dejó.
Fue esta mujer un instinto básico y vital que supo, ante todo, venerar a su esposo casi como si se tratara de un patriarca biblico, defender con vehemencia a cada miembro de su familia, educar a la que ejercería con el tiempo el papel de mi madre asi como a sus otros tres hijos (mis tíos).
Aunque hace muchos años ya que murió, tantos que tengo mas años vivo sin ella que los que conviví a su lado, es difícil que pase mas de un dia sin que alguna circunstancia trivial de la vida diaria no mela recuerde.
La veo continuamente, a mi abuela, a través de mi memoria con una nitidez que muchas veces me sorprende.
Recuerdo cada gesto, cada sonrisa y cada expresión de esa gran mujer a la que todos llamaban doña Chola pero que para mi abuelo siempre fue Calita. Un apodo que, si a alguien pudiera sonar a viejo, ella siempre llevó con gran orgullo. Una mujer definitivamente chapada a la antigua. Pero demasiado mujer para dejar impreso su sello indeleble en cada miembro de nuestra familia.
Siempre se notaba. Y lo digo echando mano de todos mis recuerdos. Una mujer como tantas de su época, para quienes la educación, los principios y la moral no se vendían en “botica”, otra de esas mujeres que levantaron familias sobre los cimientos de un orgullo sano de saber quien eres.
Yo no tuve la suerte de nacer de su vientre, pero su vientre produjo una semilla digna de su estirpe a la que debo cualquier cosa que sea hoy: a Cuquin. He aprendido a ser persona a través de estas dos mujeres.


Y UNA ESPOSA
PARA TI ALTAGRACIA POR SER LA MARAVILLOSA MADRE DE MIS HIJOS (Y UN POCO MIA TAMBIEN)

Sabes mujer porqué tu queremos?
Te queremos porque siempre estás ahí. Porque aún cuando estás cansada siempre tienes tiempo para nosotros, porque aún cuando sientes que las fuerzas flaquean, acudes con una sonrisa, porque aún cuando el sueño te vence, eres capaz de abrir los ojos de madrugada para ver si ya llegaron nuestros hijos y a mi, bueno, a mí me giras la cabeza para que deje de roncar. Entiendes porqué te queremos?
Pero además te queremos porque nos ayudas a ser mejores cada día, porque sabes escucharnos, porque nos ofreces tu tiempo, porque nos dices en qué hemos fallado y nos explicas qué podríamos hacer para solucionarlo y porque siempre hay cariño incluso cuando la paciencia parece agotarse.
Te queremos porque siempre estás pendiente de nosotros, porque duermes con un ojo abierto, porque vigilas nuestros pasos acompañándonos en el camino permitiéndonos intentarlo y acertar o intentarlo y equivocarnos, pero ofreciéndote siempre por si necesitamos tu ayuda.
Te queremos porque siempre llegas ahí donde nosotros nos hemos quedado cortos, organizando lo inorganizable y gobernando el timón de este gran hogar que hemos construido.
Te queremos porque nos quieres, porque con tu entrega nos demuestras día a día lo importantes que somos para ti, porque con tu tiempo nos regalas momentos inolvidables.
Te queremos porque decidiste dedicar estos años a ser madre, a criar a Fernando y Guillermo, a ofrecerles tu cariño incondicional sin otras obligaciones, sin horarios, sin reservas, estando ahí a todas horas en las duras y en las maduras, siendo ese angel a tiempo completo que cualquier hijo (y yo me cuento entre ellos) querría para sí.

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