jueves, 26 de marzo de 2020

Jesus

Jesús no aceptaba lisa y llanamente las tradiciones judías, las leyes, los ritos sagrados y el orden establecido de entonces. Marcos afirma, al principio de su evangelio, que Jesús enseñaba "una doctrina nueva". No repetía las enseñanzas del Antiguo Testamento. Por eso se atreve a levantarse y exclamar: "Habéis oído también que se dijo a los antepasados... pero yo os digo". Jesús dice "yo". O sea no se apoya en otras autoridades venidas de fuera. Lo nuevo que predica no es algo que los hombres desconozcan, sino lo que el sentido común manda y que las complicaciones religiosas, morales y culturales creadas por los hombres han destruido. Jesús estableció la novedad de lo más antiguo y originario del ser humano. No pregunta por el orden que tenían las cosas de acuerdo a creencias ancestrales, sino que deja reinar la fantasía creadora. Anda con gente marginada, acepta en su compañía a personas dudosas, como dos o tres guerrilleros: Simón el Cananeo, Judas Iscariote, Pedro hijo de Jonás; provoca un cambio en el marco social y religioso diciendo que los últimos serán los primeros, los humildes serán maestros, y que los publicanos y las prostitutas entrarán más fácilmente en el reino de los cielos que los piadosos escribas y fariseos. No discrimina a nadie, ni a los "heréticos" samaritanos, ni a personas de mala reputación, como una prostituta, ni a los marginados (enfermos, leprosos, pobres), ni a los ricos, cuyas casas frecuenta; pero les dice frasesitas tan lapidarias como: "Vosotros sois infelices, porque ya tenéis vuestro consuelo". No rechaza los convites de sus opositores más encarnizados, los fariseos; sin embargo, con toda libertad les repite siete veces: «Ay de vosotros, fariseos hipócritas y ciegos»...y a un tipo así nos lo metieron a empujones en una religión tan absurda...

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