domingo, 22 de marzo de 2020

La Mujer

La mujer es un libro de seducción increíble y maravilloso, que no se limita a un simple camino, largo camino a su vientre, sino a miles de formas de llegar a él, que comienzan en una mirada, y pueden seguir por medio de palabras sin roces en el oído, y descolgarse con una suave caricia por la espalda, o arrodillándonos con respeto, frente a ellas sumisos, desde sus elegantes y torneados tobillos.
Se visten para ser poesía, prosa andante, erotismo continuo; recordándonos (y recordándose) que la belleza femenina, no solo es para llamar la atención del hombre y de los demás, sino para sentirse ellas seguras de sí mismas. Por eso, una mujer no se viste para seducir, sino para que la admiremos, deseemos, respetemos y dejemos que nuestra mente, desde el más sentido respeto, hasta la más profunda perversión, fluyan en silencio y dibujen imágenes irrecuperables.
Por eso recordé esto que decia Milan Kundera en "La fiesta de la insignificancia":
"Si un hombre (o una época) ve el centro de la seducción femenina en las nalgas, ¿cómo describir y definir la particularidad de semejante orientación erótica? Improvisó una respuesta: brutalidad; gozo; el camino más corto hacia la meta; meta tanto más excitante por ser doble.
Si un hombre (o una época) ve el centro de la seducción femenina en los pechos, ¿cómo describir y definir la particularidad de semejante orientación erótica? Improvisó una respuesta: santificación de la mujer; la Virgen María amamantando a Jesús; el sexo masculino arrodillado ante la noble misión del sexo femenino"...

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